Pero un estudio de pacientes con sobrepeso
halló que los cambios en el estilo de vida podrían prevenir
complicaciones como la insuficiencia renal y los daños oculares
LUNES, 24 de junio (HealthDay News) -- La pérdida de peso obtenida a
través de la dieta y el ejercicio no parece reducir el riesgo de
problemas cardiacos entre las personas con diabetes, halla un estudio
reciente.
Desde hace tiempo los cambios en el estilo de vida son
el fundamento del tratamiento de la diabetes tipo 2. Los médicos
aconsejan a los pacientes que coman con cuidado y que se mantengan
activos para ayudar a controlar la glucemia y reducir el riesgo de
complicaciones a largo plazo, que incluyen un riesgo de al menos el
doble de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares (ACV).
Pero el nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 24 de junio de la revista
New England Journal of Medicine, sugiere que los beneficios de la dieta y del ejercicio podrían ser más limitados de lo que se pensaba.
Aún
así, los investigadores señalan que las personas con diabetes no deben
darse por vencidos en sus esfuerzos por comer menos y moverse más. Unos
hallazgos adicionales del estudio, que está siendo presentado en la
reunión de la Asociación Americana de la Diabetes (American Diabetes
Association), en Chicago, muestran que los cambios en el estilo de vida
podrían tener beneficios más allá del corazón, e incluir una reducción
en los riesgos de insuficiencia renal y el daño ocular que puede
provocar ceguera.
Para el ensayo, los investigadores dividieron a
más de 5,000 adultos con diabetes tipo 2 en dos grupos. Se asignó al
primer grupo a perder peso mediante el ejercicio y la reducción de las
calorías. Se les dio una meta de comer entre 1,200 y 1,800 calorías al
día, y de realizar al menos 175 minutos de ejercicio de intensidad
moderada cada semana.
Para acelerar la pérdida de peso, los
participantes utilizaron batidos y barritas de dieta como sustitutos de
hasta dos comidas al día. Si no habían perdido el diez por ciento de su
peso inicial a los seis meses, también podían tomar el fármaco orlistat,
que bloquea la grasa, y que se vende sin receta como Alli, durante un
periodo corto.
El otro grupo de comparación se reunía tres veces
al año para sesiones grupales de asesoría. Se les dieron lecciones sobre
la importancia de usar el ejercicio, la dieta y el respaldo social para
ayudar a gestionar la afección.
Todos los participantes tenían
sobrepeso, y entre 45 y 75 años de edad. Su peso inicial promedio era de
unas 220 libras (100 kilos). La mayoría habían vivido con la diabetes
durante al menos cinco años.
Las personas de ambos grupos perdieron peso y la mayoría lograron no recuperarlo.
Pero
la pérdida de peso fue modesta. Tras un año, las personas en el grupo
de dieta y ejercicio habían perdido alrededor del ocho por ciento de su
peso inicial, equivalente a unas 18 libras (8 kilos). Aunque durante los
ocho años siguientes recuperaron parte de ese peso, lograron no
recuperar una pérdida del seis por ciento, un promedio de alrededor de
14 libras (6.4 kilos). El grupo de comparación perdió unas 10 libras
(4.5 kilos) en el estudio, una diferencia de alrededor del 2.5 por
ciento entre ambos grupos.
Pero el grupo que comió menos y se
movió más sufrió la misma cantidad de ataques cardiacos, ACV, muertes
relacionadas con el corazón y hospitalizaciones por dolor de pecho que
el grupo de comparación.
Los resultados fueron tan similares
entre ambos grupos que el otoño anterior los investigadores detuvieron
el ensayo unos cuatro años antes de lo que planificaron originalmente,
debido a su "futilidad".
Los investigadores dijeron que podría
haber varios motivos de que no vieran una diferencia en los problemas
cardiacos entre los dos grupos. Uno fue la pérdida de peso,
relativamente modesta.
"Y quizás no es suficiente para ver esta
diferencia", apuntó la autora del estudio, Rena Wing. "Quizás se
necesiten unas pérdidas más considerables". Wing es directora del Centro
de Investigación del Control del Peso y la Diabetes del Hospital
Miriam, afiliado con la Universidad de Brown en Providence, Rhode
Island.
Los estudios han mostrado que la cirugía bariátrica, que
por lo general conduce a una pérdida de peso más dramática además de
cambios significativos en la química metabólica, podría tener unos
beneficios más pronunciados para las personas con diabetes, aunque
"también conlleva más riesgos", apuntó Wing.
Los participantes
del nuevo estudio estaban relativamente sanos cuando comenzó. El nivel
promedio de hemoglobina A1C, una medida de qué tan bien controlan los
pacientes la glucemia con el tiempo, era de 7.2 en el grupo de cambios
en el estilo de vida y de 7.3 en el grupo de control. La meta para la
mayoría de personas con diabetes es un nivel de A1C por debajo de 7,
apuntó la Dra. Minisha Sood, directora del comité de la diabetes del
Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. "Esas personas estaban
bastante cerca de su objetivo de A1C", apuntó Sood.
Comentó que
la dieta y el ejercicio podrían tener unos beneficios cardiacos más
importantes entre los pacientes que no están tan bien controlados.
Además,
el grupo de comparación tomó más fármacos para proteger el corazón,
sobre todo estatinas para reducir el colesterol, que el grupo de dieta y
ejercicio. El grupo de comparación tenía un colesterol LDL o "malo"
promedio más bajo durante todo el estudio, lo que podría significar que
la dieta y el ejercicio funcionan tan bien como los fármacos que
protegen al corazón, no que los cambios en el estilo de vida no
funcionen para nada.
De hecho, la tasa de eventos cardiacos dos
años después del inicio del estudio fue más baja de lo que los
investigadores habían anticipado, llevándoles a ajustar las metas
principales del estudio para incluir una medida más controversial de la
enfermedad cardiaca, los episodios de dolor en el pecho suficientemente
graves como para provocar una hospitalización. Los episodios de dolor en
el pecho fueron similares en los dos grupos y podrían haber disminuido
la capacidad del estudio de detectar diferencias en los eventos más
graves, como los ataques del corazón y los ACV.
Un experto dijo que el hecho de que el estudio se detuviera temprano podría haber afectado los resultados.
"Me
parece que el ensayo se detuvo demasiado pronto", comentó el Dr. Frank
Sacks, profesor de prevención de las enfermedades cardiovasculares en la
Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Sacks observó
el estudio, pero no participó en la investigación. "Esto puede producir
una subestimación del efecto del tratamiento".
El mensaje es que
quizás la pérdida de peso no sea suficiente para proteger a las personas
con diabetes de las enfermedades cardiacas, aunque quizás tenga
beneficios importantes que vayan más allá del corazón.
Sin
embargo Wing, la autora del estudio, dijo que los investigadores
hallaron muchos más motivos por los cuales los médicos deben seguir
recomendando la dieta y el ejercicio a sus pacientes. Estos hallazgos no
fueron parte de los resultados principales del estudio que apareció en
la
NEJM, pero fueron presentados en la reunión de la diabetes.
Algunas
de las mejoras más importantes se relacionaron con el daño que la
diabetes puede provocar en los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo.
Esas complicaciones microvasculares de la diabetes pueden dañar a los
riñones, lo que con frecuencia conduce a la diálisis, y a la retina del
ojo, lo que puede provocar ceguera.
"Una intervención intensiva
en el estilo de vida redujo el riesgo de enfermedad renal crónica en un
31 por ciento", señaló Wing. "Tuvimos un efecto muy marcado sobre el
desarrollo de la enfermedad renal crónica de alto riesgo. También
mostramos un beneficio en términos de la enfermedad ocular reportada por
los mismos participantes".
Las personas que realizaron cambios
en el estilo de vida también tuvieron una depresión menos grave, y un
mejor funcionamiento físico que las personas en el grupo de comparación.
Dado que necesitaron menos medicamentos y acudieron al hospital con
menos frecuencia que las personas en el grupo de control, ahorraron
dinero en su atención médica (unos 600 dólares al año o 5,000 dólares en
el transcurso del estudio).
"Eso es bastante notable", aseguró
Sood del Hospital Lenox Hill, quien seguirá recomendando cambios en el
estilo de vida que conduzcan a perder peso, aunque sus motivos para
hacerlo experimentarán un ligero cambio. "Ahora contamos con datos que
muestran que la calidad de vida, la depresión y otras complicaciones
mejoran".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Rena Wing, Ph.D., professor of psychiatry and human
behavior, Alpert Medical School, Brown University, and director, Weight
Control and Diabetes Research Center, Miriam Hospital, Providence, R.I.;
Frank Sacks, M.D., professor of cardiovascular disease prevention,
nutrition department, Harvard School of Public Health, and professor of
medicine, Harvard Medical School and Brigham and Women's Hospital,
Boston; Minisha Sood, M.D., endocrinologist, Lenox Hill Hospital, New
York City; June 24, 2013,