jueves, 18 de julio de 2013

El ejercicio solo puede ayudar a las personas que sufren de diabetes tipo 2


Un estudio halló que ayudaba incluso aunque no se hicieran otros cambios en el estilo de vida

Robert Preidt
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MARTES, 25 de junio (HealthDay News) -- El ejercicio beneficia a las personas que sufren de diabetes tipo 2 aunque no hagan ningún otro cambio en el estilo de vida ni en la dieta, muestra un estudio reciente.
Investigadores holandeses realizaron IRM de doce pacientes de diabetes antes y después de seis meses de ejercicio de intensidad moderada. Cada semana los participantes, que tenían una edad promedio de 46 años, hacían entre tres y seis horas y medio de ejercicio en dos sesiones de ejercicio de aguante y dos sesiones de ejercicio de resistencia.
El programa de ejercicio de seis meses terminó con una expedición de excursionismo de doce días, según el estudio que aparece en la edición en línea de la revista Radiology.
No hubo cambios en la función cardiaca de los participantes al final del programa de ejercicio. Pero sí tuvieron reducciones significativas en la cantidad de grasa abdominal, en el hígado y alrededor del corazón. Se ha mostrado que todo eso se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiacas.
"En el estudio actual, observamos que la segunda capa de grasa que rodea al corazón (la grasa pericárdica) se comportaba de forma similar en respuesta al entrenamiento de ejercicio que la grasa intraadbominal, o visceral. El contenido de grasa del hígado también se redujo sustancialmente tras el ejercicio", señaló en un comunicado de prensa de la revista el autor principal del estudio, el Dr. Hildo Lamb, del Centro Médico de la Universidad de Leiden en los Países Bajos.
Dijo que esas reducciones en la grasa en el hígado relacionadas con el ejercicio son particularmente importantes para las personas con diabetes tipo 2, muchas de las cuales tienen sobrepeso o son obesas.
"El hígado desempeña un rol central en la regulación de la distribución de la grasa total en el cuerpo", señaló Lamb. "Por tanto, la reducción del contenido de grasa del hígado y del volumen de grasa visceral mediante el ejercicio físico es muy importante para revertir los efectos nocivos de la acumulación de los lípidos en otros lugares, como el corazón y las paredes de los vasos arteriales".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Radiology, news release, June 25, 2013
HealthDay

La combinación de dieta y ejercicio no reduce los riesgos cardiacos en los pacientes de diabetes tipo 2


Pero un estudio de pacientes con sobrepeso halló que los cambios en el estilo de vida podrían prevenir complicaciones como la insuficiencia renal y los daños oculares

Imagen de noticias HealthDay

LUNES, 24 de junio (HealthDay News) -- La pérdida de peso obtenida a través de la dieta y el ejercicio no parece reducir el riesgo de problemas cardiacos entre las personas con diabetes, halla un estudio reciente.
Desde hace tiempo los cambios en el estilo de vida son el fundamento del tratamiento de la diabetes tipo 2. Los médicos aconsejan a los pacientes que coman con cuidado y que se mantengan activos para ayudar a controlar la glucemia y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo, que incluyen un riesgo de al menos el doble de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares (ACV).
Pero el nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 24 de junio de la revista New England Journal of Medicine, sugiere que los beneficios de la dieta y del ejercicio podrían ser más limitados de lo que se pensaba.
Aún así, los investigadores señalan que las personas con diabetes no deben darse por vencidos en sus esfuerzos por comer menos y moverse más. Unos hallazgos adicionales del estudio, que está siendo presentado en la reunión de la Asociación Americana de la Diabetes (American Diabetes Association), en Chicago, muestran que los cambios en el estilo de vida podrían tener beneficios más allá del corazón, e incluir una reducción en los riesgos de insuficiencia renal y el daño ocular que puede provocar ceguera.
Para el ensayo, los investigadores dividieron a más de 5,000 adultos con diabetes tipo 2 en dos grupos. Se asignó al primer grupo a perder peso mediante el ejercicio y la reducción de las calorías. Se les dio una meta de comer entre 1,200 y 1,800 calorías al día, y de realizar al menos 175 minutos de ejercicio de intensidad moderada cada semana.
Para acelerar la pérdida de peso, los participantes utilizaron batidos y barritas de dieta como sustitutos de hasta dos comidas al día. Si no habían perdido el diez por ciento de su peso inicial a los seis meses, también podían tomar el fármaco orlistat, que bloquea la grasa, y que se vende sin receta como Alli, durante un periodo corto.
El otro grupo de comparación se reunía tres veces al año para sesiones grupales de asesoría. Se les dieron lecciones sobre la importancia de usar el ejercicio, la dieta y el respaldo social para ayudar a gestionar la afección.
Todos los participantes tenían sobrepeso, y entre 45 y 75 años de edad. Su peso inicial promedio era de unas 220 libras (100 kilos). La mayoría habían vivido con la diabetes durante al menos cinco años.
Las personas de ambos grupos perdieron peso y la mayoría lograron no recuperarlo.
Pero la pérdida de peso fue modesta. Tras un año, las personas en el grupo de dieta y ejercicio habían perdido alrededor del ocho por ciento de su peso inicial, equivalente a unas 18 libras (8 kilos). Aunque durante los ocho años siguientes recuperaron parte de ese peso, lograron no recuperar una pérdida del seis por ciento, un promedio de alrededor de 14 libras (6.4 kilos). El grupo de comparación perdió unas 10 libras (4.5 kilos) en el estudio, una diferencia de alrededor del 2.5 por ciento entre ambos grupos.
Pero el grupo que comió menos y se movió más sufrió la misma cantidad de ataques cardiacos, ACV, muertes relacionadas con el corazón y hospitalizaciones por dolor de pecho que el grupo de comparación.
Los resultados fueron tan similares entre ambos grupos que el otoño anterior los investigadores detuvieron el ensayo unos cuatro años antes de lo que planificaron originalmente, debido a su "futilidad".
Los investigadores dijeron que podría haber varios motivos de que no vieran una diferencia en los problemas cardiacos entre los dos grupos. Uno fue la pérdida de peso, relativamente modesta.
"Y quizás no es suficiente para ver esta diferencia", apuntó la autora del estudio, Rena Wing. "Quizás se necesiten unas pérdidas más considerables". Wing es directora del Centro de Investigación del Control del Peso y la Diabetes del Hospital Miriam, afiliado con la Universidad de Brown en Providence, Rhode Island.
Los estudios han mostrado que la cirugía bariátrica, que por lo general conduce a una pérdida de peso más dramática además de cambios significativos en la química metabólica, podría tener unos beneficios más pronunciados para las personas con diabetes, aunque "también conlleva más riesgos", apuntó Wing.
Los participantes del nuevo estudio estaban relativamente sanos cuando comenzó. El nivel promedio de hemoglobina A1C, una medida de qué tan bien controlan los pacientes la glucemia con el tiempo, era de 7.2 en el grupo de cambios en el estilo de vida y de 7.3 en el grupo de control. La meta para la mayoría de personas con diabetes es un nivel de A1C por debajo de 7, apuntó la Dra. Minisha Sood, directora del comité de la diabetes del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. "Esas personas estaban bastante cerca de su objetivo de A1C", apuntó Sood.
Comentó que la dieta y el ejercicio podrían tener unos beneficios cardiacos más importantes entre los pacientes que no están tan bien controlados.
Además, el grupo de comparación tomó más fármacos para proteger el corazón, sobre todo estatinas para reducir el colesterol, que el grupo de dieta y ejercicio. El grupo de comparación tenía un colesterol LDL o "malo" promedio más bajo durante todo el estudio, lo que podría significar que la dieta y el ejercicio funcionan tan bien como los fármacos que protegen al corazón, no que los cambios en el estilo de vida no funcionen para nada.
De hecho, la tasa de eventos cardiacos dos años después del inicio del estudio fue más baja de lo que los investigadores habían anticipado, llevándoles a ajustar las metas principales del estudio para incluir una medida más controversial de la enfermedad cardiaca, los episodios de dolor en el pecho suficientemente graves como para provocar una hospitalización. Los episodios de dolor en el pecho fueron similares en los dos grupos y podrían haber disminuido la capacidad del estudio de detectar diferencias en los eventos más graves, como los ataques del corazón y los ACV.
Un experto dijo que el hecho de que el estudio se detuviera temprano podría haber afectado los resultados.
"Me parece que el ensayo se detuvo demasiado pronto", comentó el Dr. Frank Sacks, profesor de prevención de las enfermedades cardiovasculares en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Sacks observó el estudio, pero no participó en la investigación. "Esto puede producir una subestimación del efecto del tratamiento".
El mensaje es que quizás la pérdida de peso no sea suficiente para proteger a las personas con diabetes de las enfermedades cardiacas, aunque quizás tenga beneficios importantes que vayan más allá del corazón.
Sin embargo Wing, la autora del estudio, dijo que los investigadores hallaron muchos más motivos por los cuales los médicos deben seguir recomendando la dieta y el ejercicio a sus pacientes. Estos hallazgos no fueron parte de los resultados principales del estudio que apareció en la NEJM, pero fueron presentados en la reunión de la diabetes.
Algunas de las mejoras más importantes se relacionaron con el daño que la diabetes puede provocar en los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo. Esas complicaciones microvasculares de la diabetes pueden dañar a los riñones, lo que con frecuencia conduce a la diálisis, y a la retina del ojo, lo que puede provocar ceguera.
"Una intervención intensiva en el estilo de vida redujo el riesgo de enfermedad renal crónica en un 31 por ciento", señaló Wing. "Tuvimos un efecto muy marcado sobre el desarrollo de la enfermedad renal crónica de alto riesgo. También mostramos un beneficio en términos de la enfermedad ocular reportada por los mismos participantes".
Las personas que realizaron cambios en el estilo de vida también tuvieron una depresión menos grave, y un mejor funcionamiento físico que las personas en el grupo de comparación. Dado que necesitaron menos medicamentos y acudieron al hospital con menos frecuencia que las personas en el grupo de control, ahorraron dinero en su atención médica (unos 600 dólares al año o 5,000 dólares en el transcurso del estudio).
"Eso es bastante notable", aseguró Sood del Hospital Lenox Hill, quien seguirá recomendando cambios en el estilo de vida que conduzcan a perder peso, aunque sus motivos para hacerlo experimentarán un ligero cambio. "Ahora contamos con datos que muestran que la calidad de vida, la depresión y otras complicaciones mejoran".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Rena Wing, Ph.D., professor of psychiatry and human behavior, Alpert Medical School, Brown University, and director, Weight Control and Diabetes Research Center, Miriam Hospital, Providence, R.I.; Frank Sacks, M.D., professor of cardiovascular disease prevention, nutrition department, Harvard School of Public Health, and professor of medicine, Harvard Medical School and Brigham and Women's Hospital, Boston; Minisha Sood, M.D., endocrinologist, Lenox Hill Hospital, New York City; June 24, 2013, New England Journal of Medicine, online
HealthDay

No hay que inmovilizar los esguinces de tobillo de grado I o II: guías EEUU



NUEVA YORK (Reuters Health) - Las nuevas guías estadounidense para tratar y prevenir esguinces de tobillo en atletas recomiendan utilizar antiinflamatorios no esteroides (AINE) inmediatamente después de la lesión, optar por la rehabilitación funcional en lugar de la inmovilización cuando la lesión es de grado I o II y promover el uso de un soporte de tobillo preventivo en deportistas con antecedentes de la lesión.
Estas recomendaciones, que cuentan con evidencia de grado A o B, aparecen en el documento que presentó la Asociación Nacional de Entrenadores (NATA, por su nombre en inglés) en su reunión anual de Las Vegas. Los autores instan a los especialistas a ponerlas en práctica.
Para prevenir las lesiones, los atletas, en especial aquellos con alto riesgo, deberían participar de un programa para reforzar el equilibrio y el control neuromuscular durante tres meses o más.
El control del equilibrio, un ejercicio en el que los atletas se paran sobre un pie, sobre gomaespuma o saltan con un pie en un trampolín, por ejemplo, reduce las lesiones posteriores, lo que posee evidencia de grado A.
Otras recomendaciones son:
- Los test especiales, como los del cajón anterior y el bostezo lateral por inversión, poseen más precisión diagnóstica a los cinco días que a los dos días de la lesión.
- Las Reglas de Ottawa (OAR, por su sigla en inglés) permiten determinar la necesidad de utilizar radiografías.
- Las imágenes por resonancia magnética (IRM) detectan los desgarros agudos del ligamento talofibular anterior y el ligamento calcaneofibular. El ultrasonido diagnóstico es útil, pero sin la precisión y la sensibilidad de las IRM.
- La artrografía y la tenografía no son tan precisas como las IRM y la TC (tomografía computarizada), en especial cuando se realizan 48 horas después de una lesión ligamentosa lateral.
- Luego de un traumatismo agudo, las IRM son altamente sensibles, específicas y precisas para determinar el grado de lesión de los ligamentos sindesmales del tobillo.
- Los esguinces de grado III deberían inmovilizarse durante por lo menos 10 días con un estribo de tobillo rígido o un yeso por debajo de la rodilla, seguido de ejercicios terapéuticos controlados.
- La rehabilitación debería incluir un rango de movilidad amplio, flexibilidad y fortalecimiento de la musculatura alrededor de la lesión.
- El entrenamiento del equilibrio debería incluirse en la rehabilitación y el seguimiento del esguince de tobillo para reducir la tasa de lesiones.
- El rendimiento funcional de la extremidad lesionada deberá ser de por lo menos el 80 por ciento del de la extremidad sana antes de que el paciente pueda retomar su trabajo deportivo.
"Esto reúne toda la evidencia científica disponible", dijo el doctor Phillip Gribble, director del Laboratorio de Investigación del Entrenamiento Atlético de la University of Toledo, en Ohio.
"Este estudio les brinda a los médicos algunas guías sólidas para manejar la lesión más común en todos los deportes. Las lesiones de tobillo son mucho más prevalentes y una carga para la atención de la salud más grande que lo que podría imaginarse", agregó Gribble, que no participó de la redacción de las guías, pero moderó la sesión de la reunión de la NATA en la que fueron presentadas.
La gran frecuencia de los esguinces de tobillo y los avances terapéuticos de las dos últimas décadas promovieron la aparición de estas guías, según comentó el doctor Thomas Kaminski, director de educación en entrenamiento deportivo de la University of Delaware, en Newark, que dirigió la redacción de las recomendaciones.

Las dificultades con las habilidades motoras empeoran los problemas sociales de las personas autista


Afortunadamente, se puede ayudar a los niños a mejorar habilidades como lanzar y atrapar

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LUNES, 8 de julio (HealthDay News) -- Los problemas con las habilidades motoras, como, por ejemplo, para lanzar y atrapar, pueden sumarse a las dificultades sociales a las que se enfrentan los niños con autismo, según un nuevo estudio.
El estudio contó con 35 niños autistas, de 6 a 15 años de edad, a los que se consideraba que tenían un funcionamiento alto y acudían a las clases típicas en la escuela. Los niños se sometieron a pruebas para dos tipos de habilidades motoras: habilidades motoras de control de objetos, que requerían de acciones precisas como atrapar o lanzar, y habilidades de locomoción, como correr o andar.
Los niños que tenían dificultades con las habilidades motoras de control de objetos eran más propensos a tener más problemas graves con las habilidades sociales y de comunicación que a los que les iba mejor con las habilidades motoras de control del objetos, según el estudio, que aparecen en la edición de julio de la revista Adapted Physical Activity Quarterly.
"Gran parte de la atención dedicada al autismo se ha centrado en el desarrollo de las habilidades sociales, y eso es crucial", afirmó la autora principal del estudio, Megan MacDonald, profesora asistente en el Colegio de Salud Pública y Ciencias Humanas de la Universidad Estatal de Oregón, en un comunicado de prensa de la universidad.
"Sin embargo, también sabemos que hay un vínculo entre las habilidades motoras y el autismo, y no se entiende del todo cómo afectan los déficits en estas habilidades físicas al autismo en general", comentó MacDonald, experta en las habilidades del movimiento de los niños con autismo.
En su opinión los hallazgos se añaden al creciente número de pruebas que enfatizan el vínculo entre el autismo y los problemas con las habilidades motoras.
"Algo que parece tan simple como aprender a ir en bicicleta puede ser crucial para un niño con autismo", señaló MacDonald. "Ser capaz de ir en bicicleta significa más independencia y autonomía. Pueden ir con la bicicleta a la tienda de la esquina o a la casa de un amigo. Ese tipo de pequeñas victorias son muy grandes".
La actividad física está relacionada no solo con la salud, sino con las habilidades sociales y el bienestar mental, comentó.
La buena noticia es que las habilidades motoras se pueden enseñar.
"Disponemos de programas e intervenciones que sabemos que funcionan y que tienen un impacto mensurable sobre el desarrollo de las habilidades motoras", indicó MacDonald. "Tenemos que asegurarnos de detectar el problema y ayudar a un niño tan pronto como sea posible".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Oregon State University, news release, July 1, 2013
HealthDay

En Estados Unidos se hace más ejercicio, pero también aumenta la obesidad, según un informe



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MIÉRCOLES, 10 de julio (HealthDay News) -- Aunque los estadounidenses hacen más ejercicio, la epidemia de obesidad continúa expandiéndose, según informan unos investigadores de la Universidad de Washington.
Su estudio realizado durante nueve años de los datos de dos encuestas estadounidenses sugiere que con la actividad física sola no es suficiente para combatir el problema.
"Aunque la actividad física ha aumentado considerablemente en la mayoría de los condados, la obesidad también ha seguido incrementándose en casi todos los condados", afirmó la investigadora principal, Laura Dwyer-Lindgren, del Instituto de Medidas y Evaluación de Salud de la universidad.
El problema de obesidad está directamente relacionado con cuánto comen los estadounidenses, señaló uno de los autores principales, Ali Mokdad, profesor de salud global en el Instituto de Medidas y Evaluación de Salud.
"Los estadounidenses no están controlando suficientemente lo que comen", afirmó. Siguen ingiriendo más energía de la que queman mediante el ejercicio, indicó.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., más de un tercio de los adultos en EE. UU. son obesos, y la obesidad contribuye a que se contraigan enfermedades crónicas graves, a que los costos médicos sean elevados y a una muerte prematura.
"Tenemos que afrontar la realidad de que la obesidad está afectando nuestra salud", señaló Mokdad. "Tenemos que cuidar de nosotros y prestar atención a lo que comemos y a cuánto ejercicio hacemos".
Dese 2001 a 2009, el porcentaje de adultos que cumplen con las recomendaciones sobre la actividad física (150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa a la semana) aumentó en la mayoría de los condados de Estados Unidos, informaron los investigadores el 10 de julio en la revista Population Health Metrics.
Pero el porcentaje de adultos considerados obesos también aumentó de manera significativa. "En algunos condados, este aumento superó los 15 puntos de porcentaje", indicó Dwyer-Lindgren.
Había muy poca correlación entre los cambios producidos en la obesidad y los cambios en la actividad física, comentaron los investigadores.
Había grandes diferencias en 2011 entre los condados que lo hacían mejor y los que lo hacían peor. Menos del 20 por ciento de los hombres eran obesos en algunos condados, mientras que en los demás casi la mitad eran obesos, según el informe. Para las mujeres, la brecha era incluso mayor: desde menos del 20 por ciento en algunos lugares hasta casi el 60 por ciento en otros.
La actividad física también mostraba variaciones acusadas, desde aproximadamente un tercio hasta unos tres cuartos, en función del condado, tanto en hombres como en mujeres.
Se observaron grandes incrementos en la actividad física en condados como Kentucky, Georgia y Florida, pero el condado de Lewis de Kentucky también tuvo la mayor subida en la obesidad masculina, desde aproximadamente un 29 por ciento en 2001 hasta alrededor del 45 por ciento en 2009. Entre los estados occidentales hubo algunos de los condados más activos: los residentes del condado de Teton en Wyoming fueron los más activos de todos, ya que casi el 78 por ciento cumplieron con las directrices de ejercicio recomendadas.
Seis de los ocho condados menos activos estaban en Mississippi.
Los aumentos en la actividad física sugieren que muchas comunidades han adoptado con éxito estilos de vida más sanos, probablemente mediante políticas que fomentan la actividad física, afirmó Dwyer-Lindgren.
Vale la pena tener en cuenta cómo estos condados han mejorado los niveles de actividad física de forma tan dramática, añadió Dwyer-Lindgren. El trabajo en el Proyecto de carga global de la enfermedad de la Organización Mundial de la Salud sugiere que 234,000 muertes podrían evitarse mediante más actividad física, señaló Dwyer-Lindgren.
Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York, dijo que no le sorprendía que el ejercicio solo no hubiera rebajado las estadísticas crecientes de obesidad del país.
"La pérdida saludable de peso se consigue comiendo una dieta equilibrada y sana, haciendo ejercicio y controlando las porciones", indicó.
No es que el ejercicio no ayude. "El ejercicio cardiovascular y de resistencia mantiene fuertes los huesos y los músculos, fomenta la potencia cerebral, eleva los niveles de energía, retrasa el reloj del envejecimiento fisiológico [y] reduce el riesgo de enfermedades crónicas", explicó. La actividad física también contribuye a aliviar la ansiedad, a mejorar el control de la glucosa, a gestionar el peso y a mejorar la longevidad, señaló.
"El ejercicio no tiene ningún inconveniente", comentó Heller.
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad está en parte generada por un entorno lleno de comida procesada, rápida y basura que está saturada de grasa, azúcar y sodio, y que se comercializa como algo barato y conveniente, afirmó.
Se han dado pasos animando a que se coman alimentos frescos y completos, a que se cocine en casa y se realice actividad física a diario, según Heller. "Pero tenemos que hacer más", añadió.
El equipo de Dwyer-Lindgren usó los datos de unos 34,000 adultos del Sistema de Vigilancia de los Factores de Riesgo Conductuales, una encuesta telefónica estatal que cubre la mayoría de los condados de Estados Unidos, y de la Encuesta nacional de examen sobre salud y nutrición.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Laura Dwyer-Lindgren, researcher, Institute for Health Metrics and Evaluation, University of Washington, Seattle; Ali Mokdad, Ph.D., professor, global health, Institute for Health Metrics and Evaluation, University of Washington, Seattle; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, NYU Langone Medical Center, New York City; July 10, 2013, Population Health Metrics
HealthDay

Con respecto al ejercicio semanal, el tiempo tiene mayor importancia que la frecuencia


Los participantes de un estudio tenían el mismo riesgo de enfermedad, sin importar de qué manera se distribuían los 150 minutos de actividad
 

Imagen de noticias HealthDay
VIERNES, 28 de junio (HealthDay News) -- Buenas noticias para los guerreros del fin de semana: la cantidad de veces que se hace ejercicio a la semana no es tan importante como hacer los 150 minutos recomendados de actividad física, según un estudio reciente.
Los investigadores observaron a más de 2,300 canadienses adultos a fin de determinar si la frecuencia con que hacían ejercicio afectaba a su riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas y accidente cerebrovascular. Se clasificó a los participantes como frecuentemente activos (de cinco a siete días a la semana) o infrecuentemente activos (de uno a cuatro días a la semana).
Las personas que realizaban 150 minutos de ejercicio en unos pocos días durante la semana no estaban menos sanas que las que se ejercitaban más a menudo, según el estudio publicado en la edición del 20 de junio en la revista Applied Physiology, Nutrition and Metabolism.
"Los hallazgos indican que no importa la manera en que los adultos eligen acumular los 150 minutos semanales de actividad física", afirmó el Dr. Ian Janssen, de la Universidad de la Reina en Kingston, Ontario, en un comunicado de prensa de la revista.
"Por ejemplo, una persona que no realizaba ninguna actividad física de lunes a viernes pero que era activa durante 150 minutos a lo largo del fin de semana obtendría los mismos beneficios de su actividad que alguien que realice 150 minutos de ejercicio físico durante la semana haciendo de 20 a 25 minutos al día", explicó.
"Lo importante es que los adultos deberían realizar al menos 150 minutos de actividad física a la semana en cualquier momento que encaje con su horario", añadió Janssen.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Queen's University, news release, June 20, 2013
HealthDay

Las cintas para correr en casa podrían ayudar a las personas con mala circulación en las pierna


Instan a los médicos a recomendar esa actividad para los pacientes de enfermedad de las arterias que no pueden ir al gimnasio

Robert Preidt
Traducido del inglés: miércoles, 3 de julio, 2013
Imagen de noticias HealthDay MARTES, 2 de julio (HealthDay News) -- Un programa de ejercicio con una cinta para correr en casa mejoró la velocidad y la resistencia al caminar en personas con mala circulación en las piernas, una afección conocida como enfermedad arterial periférica (EAP).
Ese es el hallazgo de un estudio que incluyó a casi 200 pacientes de EAP cuyo cambio en el rendimiento en una caminata de seis minutos se midió en un periodo de seis meses.
Los pacientes del estudio que realizaron el programa de ejercicio de cinta para correr en casa aumentaron su distancia al caminar durante seis minutos casi 150 pies (46 metros), en comparación con una reducción de 36 pies (11 metros) en los pacientes del grupo de "control" que no realizaron el programa de ejercicio.
Los participantes del grupo de ejercicio también mejoraron su tiempo máximo de uso de la cinta en casi un minuto y medio, mientras que el cambio en el grupo de control fue de unos 30 segundos, según la Dra. Mary McDermott, de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Southwestern, y colegas.
Los investigadores determinaron que los pacientes en el programa de ejercicio en cinta para correr tenían alrededor de tres veces más probabilidades de lograr una mejora pequeña y significativa (de 66 pies o 20 metros) en la caminata de seis minutos, y aproximadamente seis veces más probabilidades de lograr una mejora grande y significativa (de 164 pies o 50 metros).
Los pacientes del grupo de ejercicio también mejoraron el tiempo de caminata libre de dolor, y aumentaron sus niveles de actividad física, reportaron los autores del estudio en la edición del 3 de julio de la revista Journal of the American Medical Association.
Aunque el ejercicio en la cinta para correr parece mejorar la capacidad de caminar en los pacientes de EAP, el ejercicio supervisado en un gimnasio por lo general no está cubierto por el seguro de salud, y el transporte al centro podría ser un problema para los pacientes. Además, las directrices clínicas actuales señalan que no hay evidencia suficiente para recomendar el ejercicio en cintas para correr en casa a las personas con EAP, así que los médicos no lo recomiendan a sus pacientes.
Según los resultados del nuevo estudio, las directrices de práctica clínica deben aconsejar a los médicos que recomienden un programa de caminatas en casa a los pacientes de EAP que no tengan acceso al ejercicio supervisado, señalaron los autores del estudio en un comunicado de prensa de la revista.
Los "hallazgos tienen implicaciones para un gran número de pacientes de EAP que no pueden o no desean participar en programas supervisados de ejercicio", concluyeron los autores.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Journal of the American Medical Association, news release, July 2, 2013
HealthDay

jueves, 16 de mayo de 2013

SIGNOS DE PELIGRO POR UNA CONMOCIÓN CEREBRAL


En casos poco frecuentes, en las personas que sufren
una conmoción cerebral puede formarse un coágulo
de sangre peligroso que podría hacer que el cerebro
ejerza presión contra el cráneo. Un deportista debe
recibir atención médica de inmediato si luego de sufrir
un golpe, impacto o sacudida en la cabeza o el cuerpo
presenta alguno de los siguientes signos de peligro:

Una pupila está más grande que la otra
Está mareado o no se puede despertar
Dolor de cabeza que es persistente y además empeora
Debilidad, entumecimiento o menor coordinación
Náuseas o vómitos constantes
Dificultad para hablar o pronunciar las palabras
Convulsiones o ataques
No puede reconocer a personas o lugares
Se siente cada vez más confundido, inquieto o agitado
Se comporta de manera poco usual
Pierde el conocimiento (las pérdidas del
conocimiento deben considerarse como algo serio
aunque sean breves)
¿POR QUÉ DEBE UN DEPORTISTA
NOTIFICAR A ALGUIEN SI TIENE
SÍNTOMAS?
Si un deportista sufre una conmoción, su cerebro
necesitará tiempo para sanar. Cuando el cerebro
de un deportista se está curando, tiene una mayor
probabilidad de sufrir una segunda conmoción.
Las conmociones repetidas (o secundarias) pueden
aumentar el tiempo que toma la recuperación.
En casos poco frecuentes, repetidas conmociones
cerebrales en los jóvenes deportistas pueden ocasionar
inflamación del cerebro o daño cerebral permanente.
Incluso pueden ser mortales.
¿QUÉ DEBE HACER SI CREE QUE
SU DEPORTISTA HA SUFRIDO
UNA CONMOCIÓN CEREBRAL?
Si considera que un deportista tiene una conmoción
cerebral, sáquelo del juego y busque atención médica
de inmediato. No intente juzgar usted mismo la
seriedad de la lesión. No permita que el deportista
regrese a jugar el mismo día de la lesión y espere
a que un profesional médico con experiencia en la
evaluación de conmociones cerebrales indique que ya
no presenta síntomas y que puede volver a jugar.
El descanso es la clave para ayudar a un deportista
a recuperarse después de una conmoción cerebral.
Durante el ejercicio o las actividades que requieran de
mucha concentración, como estudiar, trabajar en la
computadora o los juegos de video, pueden causar que
los síntomas de la conmoción cerebral reaparezcan o
empeoren. Después de una conmoción cerebral, volver
a practicar deportes y regresar a la escuela debe ser
un proceso gradual que tiene que ser controlado y
observado cuidadosamente por un profesional médico.

Recuerde
Las conmociones cerebrales afectan a las personas
de manera diferente. Si bien la mayoría de
los deportistas que sufren una conmoción cerebral
se recuperan en forma completa y rápida,
algunos tienen síntomas que duran días o incluso
semanas. Una conmoción cerebral más grave
puede durar por meses o aún más.

Hoja informativa para los deportistas y sus padres acerca de las conmociones cerebrales



Una conmoción es un tipo de lesión cerebral traumática que ocasiona cambios en la forma en que funciona el cerebro normalmente. Una conmoción es causada por un golpe, impacto o sacudida en la cabeza o el cuerpo que hace que la cabeza y el cerebro se muevan rápida y repentinamente hacia adelante y hacia atrás. Hasta un “chichoncito” o lo que pareciera ser tan solo un golpe o una sacudida leve en la cabeza pueden ser algo grave.
¿CUÁLES SON LOS SIGNOS Y SÍNTOMAS DE UNA CONMOCIÓNCEREBRAL?
Los signos y síntomas de una conmoción cerebral pueden aparecer justo después de una lesión o puede que no aparezcan o se noten sino hasta días o semanas después de ocurrida la lesión.
Si un deportista presenta uno o más de los síntomas de una conmoción cerebral indicados a continuación, luego de un golpe, impacto o sacudida en la cabeza o el cuerpo, no se le debe permitir continuar jugando el día de la lesión y no debe volver a jugar hasta que un profesional médico con experiencia en evaluación de conmociones cerebrales indique que ya no presenta síntomas y que puede volver a jugar.
¿Sabía usted que...?
La mayoría de las conmociones cerebrales ocurren sin pérdida del conocimiento.
Los deportistas que han sufrido una conmoción cerebral en algún momento de sus vidas, tienen un mayor riesgo de sufrir otra.
Los niños pequeños y los adolescentes tienen más probabilidad de sufrir una conmoción cerebral y de que les tome más tiempo recuperarse que los adultos.
SIGNOS OBSERVADOS POR EL PERSONAL DE ENTRENAMIENTO
Parece aturdido o desorientado
Está confundido en cuanto a su posición de juego
Olvida las instrucciones
No está seguro del juego, de la puntuación o de adversarios
Se mueve con torpeza
Responde a las preguntas con lentitud
Pierde el conocimiento (aunque sea por poco tiempo)
Muestra cambios de ánimo, comportamiento o personalidad
No puede recordar lo ocurrido antes del golpe o caída
No puede recordar lo ocurrido después del golpe o caída
SÍNTOMAS REPORTADOS


SÍNTOMAS REPORTADOS POR LOS DEPORTISTAS
Dolor de cabeza o “presión” en la cabeza
Náuseas o vómitos
Problemas de equilibrio o mareo
Visión borrosa o doble
Sensibilidad a la luz
Sensibilidad al ruido
Sentirse débil, desorientado, aturdido, atontado o grogui
Problemas de concentración o de memoria
Confusión
No “sentirse bien” o “con ganas de no hacer nada”

Muchos niños son víctimas de violencia y de abusos en EE. UU., según una encuesta



Ataques que no se tolerarían contra un adulto pueden ser ignorados si se dirigen a niños, afirman los expertos



Imagen de noticias HealthDayLUNES, 13 de mayo (HealthDay News) -- En Estados Unidos los niños se exponen a una tasa alta de violencia en sus vidas diarias, según una encuesta reciente a nivel nacional.
La encuesta descubrió que los niños viven en un mundo de violencia que va desde el acoso escolar y el maltrato en el patio del recreo hasta el abuso sexual y la violencia doméstica.
Por ejemplo, la encuesta halló que cuatro de cada diez niños en Estados Unidos afirman que habían sido víctimas de maltrato físico durante el año pasado, y uno de cada diez habían sufrido lesiones relacionadas con alguna agresión, afirmó el autor del estudio, David Finkelhor, profesor de sociología en la Universidad de New Hampshire.
"Toleramos mucha violencia en la vida de nuestros hijos y damos por hecho que no tiene tantas consecuencias como para nosotros, pero no estoy seguro de que eso sea así", afirmó Finkelhor, que también es director del Centro de Investigación sobre Crímenes Contra los Niños. "Lo que me gustaría decir es: ¿cuántas veces le golpearon a usted el año pasado? La mayoría de los estadounidenses de clase media no aceptaría que un compañero de trabajo le pegara, pero no le dan importancia a que le peguen a un niño en el patio del recreo".
La encuesta, que aparece en línea el 13 de mayo en la revista JAMA Pediatrics, también halló los siguientes datos:
  • El dos por ciento de todos los niños fueron víctimas de una violación o de abuso sexual durante el año pasado, con una tasa de casi el 11 por ciento en las chicas de 14 a 17 años de edad.
  • Casi el 14 por ciento de los niños fueron víctimas de maltrato por parte de un cuidador de forma reiterada, incluyendo a casi el 4 por ciento que sufrió de abuso físico.
  • Uno de cada cuatro niños fueron víctimas de atracos, vandalismo o robo durante el año anterior.
  • Más del 13 por ciento de los niños afirmaron que habían sufrido maltrato físico en la escuela, y más de uno de cada tres afirmaron que habían sido maltratados emocionalmente por parte de sus compañeros.
  • Uno de cada cinco niños habían sido testigos de violencia en su familia o en su vecindario durante el año anterior.
Los investigadores reunieron esta información mediante entrevistas telefónicas aleatorias en 2011 con unos 4,500 niños de un mes a 17 años de edad o con sus cuidadores, en el caso de los niños menores de 10 años.
Al Dr. Michael Brody, psiquiatra infantil en Potomac, Maryland, y vocero de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente (American Academy of Child & Adolescent Psychiatry), esas cifras en realidad le parecen bajas.
"Por desgracia, creo que es endémico en nuestra sociedad, y se pasa por alto", afirmó Brody, que a menudo trabaja con víctimas de violencia infantil. "Se le da el mismo valor que a un resfriado".
Presenciar y ser víctima de actos violentos en la niñez deja huellas psicológicas que pueden provocar que se sienta rabia, falta de seguridad, impotencia, que se tengan pesadillas y otros efectos secundarios que pueden perseguirles hasta la edad adulta, afirmó Brody.
"Lo asumimos como parte de nuestra identidad y nuestra alma, y de vez en cuando se manifiesta", señaló.
La mayoría de los que están en riesgo son niños que se exponen a actos violentos de forma regular. La nueva encuesta descubrió que alrededor del 15 por ciento de los niños fueron expuestos a actos violentos seis o más veces durante el año anterior y que un 5 por ciento de los niños fueron expuestos a 10 o más incidentes violentos.
"Al parecer algunos niños sufren una cantidad desorbitante de casos de este tipo de victimización", comentó el autor del estudio, Finkelhor. "Son un grupo que realmente merece una atención prioritaria, porque las consecuencias son muy graves. Se enfrentan a problemas de salud mental graves, a problemas con el alcohol, a caer en la delincuencia y el crimen, y también a sufrir las consecuencias en la salud".
Esta es la segunda vez que Finkelhor ha realizado esta encuesta, después de una ronda previa en 2008. La mayoría de las categorías de violencia se habían reducido ligeramente entre 2008 y 2011, pero no lo suficiente como para que el cambio se considerara significativo.
La encuesta se realiza para proporcionar a los legisladores datos a fin de que tomen decisiones sobre la seguridad de los niños.
Finkelhor indicó que hay cuatro razones principales por las que la infancia tiende a ser más propensa a la violencia que la edad adulta:
  • los niños tienen muy poco control sobre las personas con las que se relacionan. "No pueden simplemente marcharse de una familia en la que alguien se muestra agresivo con ellos o de un vecindario donde hay muchos acosadores", señaló.
  • Los niños son más pequeños y tienen menos experiencia. "No han aprendido a protegerse del mismo modo que las personas mayores", explicó.
  • Algunas de las maneras en las que pueden ser víctimas no se toman tan en serio. "Si sus colegas le tiraran al suelo en la oficina, alguien se habría metido en un lío", dijo Finkelhor. "Pero eso no es necesariamente así en el patio de recreo. No somos tan feroces reforzando el seguimiento de las normas".
  • Los niños toman riesgos y no controlan su conducta de la forma en que los adultos lo hacen.
Finkelhor afirmó que, en su opinión, las tasas de violencia se han estabilizado debido a los "excelentes nuevos programas, basados en evidencias, que trabajan a distintos niveles, algunos de ellos en escuelas". Entre ellos se encuentran programas que enseñan a resolver y gestionar conflictos, técnicas de autoprotección, una mejor crianza y supervisar mejor a los niños.
"Las escuelas se están volviendo mucho más vigilantes, en parte porque han sido objeto de demandas y en parte porque se han dado cuenta de que algunos niños fueron víctimas de acoso y maltrato, y volvieron para hacer cosas realmente horribles", afirmó.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: David Finkelhor, Ph.D., professor of sociology, University of New Hampshire, and director, Crimes Against Children Research Center, Durham, N.H.; Michael Brody, M.D., child psychiatrist, Potomac, Md., and spokesman, American Academy of Child & Adolescent Psychiatry; May 13, 2013, JAMA Pediatrics, online
HealthDay

La típica comida de un restaurante está cargada de grasas, sal y calorías, según revelan estudios



Apenas una comida con frecuencia provee la mayor parte de las cantidades diarias recomendadas, fomentando la obesidad

Imagen de noticias HealthDay

LUNES, 13 de mayo (HealthDay News) -- La próxima vez que se siente en su restaurante local favorito, considere esto: dos nuevos estudios hallan que la comida promedio de restaurante provee a los comensales la mayoría de las calorías, grasas y sal que necesitan para todo el día.
Los autores de ambos informes dijeron que esos excesos pueden hacer que comer en los restaurantes resulte malsano, empeorando la epidemia de la obesidad y aumentando el riesgo de enfermedades cardiacas de los comensales.
"En todas las categorías de comidas hay unos rangos inmensos de calorías, sodio y grasas", advirtió Mary Scourboutakos, de la Universidad de Toronto, y autora principal de uno de los estudios. "En realidad uno no sabe [cuál opción del menú es la más saludable] a menos que haya etiquetas de las calorías o del sodio. No hay forma de predecir qué comidas serán peores".
Ambos informes aparecen en la edición en línea del 13 de mayo de la revista JAMA Internal Medicine.
El primer informe fue llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación en Nutrición Humana y Envejecimiento de la Universidad de Tufts, en Medford, Massachusetts. Hallaron que las comidas de restaurante más comúnmente pedidas contenían más de la mitad de las calorías que una persona necesitaría al día.
"La porción promedio (simplemente un entrante, sin bebidas, aperitivos ni postres) casi contiene todas las calorías del día en un solo plato", señaló la investigadora líder, Susan Roberts, directora del Laboratorio del Metabolismo de la Energía del centro.
Para el estudio, el equipo de Roberts analizó 157 comidas completas de 33 restaurantes del área de Boston.
Hallaron que el 73 por ciento de las comidas ordenadas tenían más de la mitad de las 2,000 calorías recomendadas para los adultos por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU., y 12 comidas contenían una cantidad de calorías que superaba a la recomendación diaria completa.
Unas porciones de gran tamaño parecieron ser la clave, halló el estudio de Boston, ya que investigaciones anteriores han mostrado que las personas tienden a comer lo que les ponen delante.
"Cuando los restaurantes proveen estas porciones [grandes], que son mucho más de lo que el cuerpo humano puede procesar, contribuyen de manera muy directa a la terrible epidemia de obesidad que sufrimos hoy en día", lamentó Roberts.
Las comidas con el mayor número de calorías incluían las que se servían en restaurantes que se especializaban en comida italiana (1,755 calorías), estadounidense (1,494 calorías) y china (1,474 calorías). Las comidas con el número promedio más bajo de calorías eran las de los restaurantes vietnamitas (922 calorías) y japoneses (1,027 calorías), apuntaron los investigadores.
Los restaurantes locales o familiares eran igual de propensos a ofrecer muchas calorías que una gran cadena, halló el estudio de Boston. De hecho, los restaurantes locales o de cadenas pequeñas tendían a tener unos conteos calóricos ligeramente superiores por comida (con un promedio de 1,437) que las cadenas nacionales (con 1,359), aunque la diferencia no tuvo significación estadística.
"Muchos de estos restaurantes [locales] hacen que la comida rápida parezca saludable", señaló Roberts.
Sin embargo, sin la ayuda de conteos calóricos en los menús, averiguar qué comida es mejor para uno puede resultar difícil.
Sin conteos calóricos publicados, "no hubo forma de identificar las comidas que tenían unas calorías adecuadas para un ser humano normal", advirtió Roberts. "Las porciones y las calorías por onza variaban mucho entre restaurantes incluso para los mismos platos, con frecuencia por un factor de dos".
Por tanto, "los restaurantes que no proveen información nutricional son lugares muy malsanos para comer, desde la perspectiva de las calorías", advirtió. A Roberts le gustaría ver que muchos más restaurantes publicaran la información calórica y nutricional, "de forma que los consumidores puedan elegir si comer en exceso o no".
En el segundo estudio, investigadores canadienses liderados por Scourboutakos, que es estudiante de postgrado, analizaron 685 comidas y 156 postres de 19 restaurantes formales de cadenas.
Hallaron que el desayuno, almuerzo y cena promedios contenían 1,128 calorías, de nuevo una mayoría de las calorías diarias recomendadas a los adultos.
Además, normalmente las comidas contenían el 151 por ciento de la cantidad recomendada diaria que una persona debe consumir, el 89 por ciento de la grasa recomendada al día, el 83 por ciento de las grasas saturadas y trans recomendadas al día, y el 60 por ciento del colesterol que alguien debe ingerir a diario.
Una experta concurrió en que, con frecuencia, las comidas de los restaurantes contienen cantidades inesperadas de calorías, sal y grasas.
"Comer fuera es divertido", reconoció Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en esa ciudad. "Para el ama de casa, es un descanso de tener que cocinar y limpiar todas las noches". Sin embargo, el problema es que muchas, o incluso la mayoría, de las comidas de restaurantes, ya sean locales o de cadenas, contienen muchas más grasas saturadas, calorías y sodio de lo que uno podría imaginarse, señaló.
"Hace poco, revisé las opciones del menú en línea de un restaurante de una cadena con un paciente. La ensalada de pollo asado que comía con regularidad, y que creía que era saludable, al final tenía más de 2,000 miligramos de sodio y 41 gramos de grasa. Se quedó completamente sorprendido", comentó.
Otro problema es que muchas personas comen fuera varias veces por semana, poniéndolos en riesgo de comer en exceso, planteó Heller.
Las tradicionales comidas familiares presentan ventajas más allá de una dieta saludable, anotó. "Las comidas familiares en casa mantienen a los niños sanos y respaldan unas mejores relaciones entre los miembros de la familia, reducen los trastornos alimentarios y el abuso de sustancias, y mejoran el bienestar", aseguró Heller. "Si come fuera de casa varias veces por semana, intente que sean menos noches. Las comidas frescas cocinadas en casa pueden ser sencillas, saludables y deliciosas".
Otro estudio publicado en la misma revista halló que las muy publicitadas reducciones voluntarias en los niveles de sal en las comidas de la industria de los restaurantes y la alimentaria han sido "inconstantes y lentas".
La investigación, liderada por Michael Jacobson, del Centro de Ciencia para el Interés Público (CSPI, por su sigla en inglés) en Washington, D.C., halló que la sal de 402 comidas procesadas se redujo en apenas alrededor del 3.5 por ciento entre 2005 y 2011.
En el mismo periodo, la cantidad de sal en la comida de 78 restaurantes de comida rápida aumentó en un 2.6 por ciento.
Aunque en algunos productos hubo una reducción del 30 por ciento en la sal, en la mayoría la sal aumentó por lo menos un 30 por ciento, hallaron los investigadores del CSPI.
"Unas medidas más contundentes [por ejemplo, unos límites graduales sobre los niveles de sal, impuestos por el gobierno federal] resultan necesarias para reducir los niveles de sodio y la prevalencia de la hipertensión y de las enfermedades cardiacas", concluyeron los investigadores.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Susan Roberts, Ph.D., director, Laboratory, Human Nutrition Research Center on Aging, Jean Mayer USDA Energy Metabolism, Tufts University, Boston; Mary Scourboutakos, B.S., University of Toronto, Canada; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, New York University Medical Center, New York City; May 13, 2013, JAMA Internal Medicine, online

miércoles, 15 de mayo de 2013

Los deportes de la universidad podrían aumentar el riesgo de depresión de los jugadores, según un estudio



En comparación con los deportistas universitarios que ya están graduados, los que todavía siguen en la universidad tienen el doble de probabilidades, posiblemente por el estrés, afirman los investigadores


VIERNES, 5 de abril (HealthDay News) -- Los deportistas universitarios actuales tienen el doble de probabilidades de padecer de depresión que los ya graduados, según los investigadores.
Los hallazgos sugieren que es necesario realizar más investigaciones para saber más sobre la depresión de los deportistas universitarios, afirmaron los investigadores de la Universidad de Georgetown.
Para realizar el estudio, examinaron los formularios que rellenaron 117 deportistas universitarios actuales y 163 que lo fueron en el pasado y ya se graduaron, que jugaron en los deportes patrocinados por la primera división de la NCAA. Los deportistas actuales jugaron a 10 deportes distintos y los graduados habían jugado a 15.
Cerca del 17 por ciento de los deportistas actuales obtuvieron una puntuación en los formularios consistente con la depresión, en comparación con el 8 por ciento de los ya graduados, según el estudio publicado en línea recientemente en la revista Sports Health.
"Esperábamos ver un aumento significativo de la depresión en los deportistas ya graduados, pero, al comparar, parece que el estrés de las competiciones entre las universidades puede ser mayor de lo que nosotros y los demás habíamos pensado", comentó en un comunicado de prensa de la universidad el investigador principal, el Dr. Daniel Merenstein, profesor asociado de medicina familiar y de ciencias humanas en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown.
Estos estresores incluyen cosas como entrenar demasiado, las lesiones, la presión de tener que rendir, la falta de tiempo libre o el intentar combinar el deporte con las tareas académicas.
"La Universidad en general es un temporada potencialmente estresante para muchos estudiantes. El estrés adicional de practicar deportes de alto nivel parece que añade más estrés todavía", comentó Merenstein.
Aconsejó a los padres, amigos y entrenadores que prestaran atención a los cambios de conducta, de peso y en el sueño de los deportistas universitarios, y de todos los estudiantes.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Georgetown University, news release, April 2, 2013

Consumir menos sal y más potasio salvaría millones de vidas



Unos modestos cambios en la dieta reducirían el riesgo de accidente cerebrovascular y de enfermedad cardiaca, confirman unos estudios


Imagen de noticias HealthDayJUEVES, 4 de abril (HealthDay News) -- Reducir la ingesta de sal en la dieta y aumentar los niveles de potasio prevendrían millones de muertes por enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular en todo el mundo cada año, según tres estudios recientes.
Los nuevos estudios, que revisaron investigaciones anteriores, aparecen en la edición en línea del 4 de abril de la revista BMJ.
Un estudio examinó los hallazgos de 34 ensayos clínicos en que participaron más de 3,000 adultos, y halló que una reducción modesta en la ingesta de sal llevaba a reducciones significativas en la presión arterial, conduciendo a un menor riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardiaca.
Otro estudio que revisó 56 estudios anteriores reportó hallazgos similares. Halló que reducir el consumo de sal llevaba a una menor presión arterial, y a una reducción en el riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardiaca fatal en los adultos.
También hubo evidencia de que una reducción en la ingesta de sal reducía la presión arterial en los niños.
Un tercer estudio analizó los datos de 33 ensayos clínicos en que participaron más de 128,000 personas, y halló que aumentar la ingesta de potasio reducía la presión arterial en los adultos, y reducía su riesgo de accidente cerebrovascular en un 24 por ciento.
Una mayor ingesta de potasio también fue beneficiosa para los niños, pero se necesita más investigación, señalaron los autores del estudio.
El potasio se halla en la mayoría de frutas y verduras frescas, y en las legumbres, como los frijoles y los guisantes.
La Organización Mundial de la Salud fijó una meta global de reducir la ingesta de sal en la dieta a 5 o 6 gramos (más o menos una cucharadita) al día para 2050. Sin embargo, los investigadores del estudio y otros expertos recomiendan una reducción más marcada, a 3 gramos al día.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: BMJ, news release, April 4, 2013
HealthDay

El sobrepeso a una edad más joven aumenta el riesgo renal más adelante



Mantener un peso saludable hasta los 60 años y más allá es lo mejor para la prevención, sugiere un estudio


Imagen de noticias HealthDay

JUEVES, 4 de abril (HealthDay News) -- Los adultos jóvenes con sobrepeso son mucho más propensos que los que no tienen sobrepeso a desarrollar una enfermedad renal para cuando son mayores, según un estudio reciente.
Los investigadores analizaron datos de un estudio a largo plazo de casi 4,600 personas en Reino Unido que nacieron en marzo de 1946. Los datos incluyeron el índice de masa corporal de los participantes a los 20, 26, 36, 43, 53 y entre 60 y 64 años de edad. El índice de masa corporal es una medida de la grasa corporal basada en la estatura y el peso.
Los participantes que tenían sobrepeso en la adultez temprana (a los 26 o a los 36 años) tenían el doble de probabilidades de sufrir de enfermedad renal crónica entre los 60 y los 64, en comparación con los que nunca habían tenido sobrepeso o los que acumularon sobrepeso entre los 60 y los 64.
Tener una proporción más alta entre cintura y cadera (lo que se conoce como cuerpo en forma de manzana) en la mediana edad también se asoció con la enfermedad renal crónica entre los 60 y los 64 años, según el estudio, que aparece en la edición en línea del 4 de abril de la revista Journal of the American Society of Nephrology.
Los investigadores calcularon que el 36 por ciento de los casos de enfermedad renal crónica en las personas de 60 a 64 años podrían prevenirse si nadie acumulara sobrepeso al menos hasta esa edad.
"Hasta donde sepamos, somos los primeros en reportar la forma en que la edad de la exposición al sobrepeso... podría afectar el riesgo de enfermedad renal", apuntó en un comunicado de prensa de la revista la autora del estudio, la Dra. Dorothea Nitsch, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
No está claro si tener sobrepeso en la adultez temprana o el periodo de tiempo que las personas tienen sobrepeso subyace al mayor riesgo de enfermedad renal crónica entre los 60 y los 64 años. Cualquiera de las dos explicaciones sugiere que prevenir el aumento excesivo de peso en la adultez temprana podría reducir grandemente el riesgo de una persona de desarrollar enfermedad renal crónica, señalaron los investigadores.
Añadieron que prevenir el aumento excesivo de peso en la adultez temprana parece tener un mayor efecto que cualquier tratamiento conocidos para la enfermedad renal crónica.
Aunque el estudio relacionó tener sobrepeso en la adultez temprana con la enfermedad renal más adelante en la vida, no estableció una relación causal.
Más de 1.4 mil millones de adultos de todo el mundo tenían sobrepeso en 2008, de los cuales casi 500 millones eran obesos, según la Organización Mundial de la Salud.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Journal of the American Society of Nephrology, news release, April 4, 2013
HealthDay

El estilo de vida podría frenar la pérdida de estatura en la vejez



La educación y vivir en la ciudad ayudó a los adultos mayores a conservar su estatura, muestran datos chinos

Imagen de noticias HealthDay

MIÉRCOLES, 3 de abril (HealthDay News) -- Las elecciones de estilo de vida de la adultez, y no solo los hábitos saludables en la niñez, influyen sobre cuánta estatura se pierde al envejecer, señalan los investigadores.
El estudio también halló que la pérdida de estatura relacionada con la edad provee claves sobre otros problemas de salud.
Para el nuevo estudio, investigadores estadounidenses y chinos analizaron datos recolectados de casi 18,000 adultos en China, a partir de los 45 años de edad.
"La evidencia muestra que no solo los eventos en la juventud se asocian con la forma en que envejecemos, sino también las decisiones de salud más adelante en la vida", aseguró en un comunicado de prensa de la Universidad del Sur de California John Strauss, profesor de economía de la universidad.
Strauss y colegas hallaron que la pérdida general de estatura relacionada con la edad era de 3.3 centímetros (1.3 pulgadas) entre los hombres, y de 3.8 centímetros (1.5 pulgadas) entre las mujeres. Sin embargo, los adultos de las ciudades perdieron mucho menos estatura que los que vivían en áreas rurales.
Las personas que completaron la escuela primaria también perdieron mucho menos estatura que los analfabetos, con 0.89 cm (0.35 pulgadas) menos en los hombres, y 0.58 cm (0.23 pulgadas) menos en las mujeres. Además, los hombres que completaron la secundaria perdieron casi 1 cm (0.39 pulgadas) menos que los analfabetos.
Independientemente de la estatura máxima, la pérdida de estatura también es un indicador importante de otros problemas de salud a medida que las personas envejecen, según el estudio, que aparece en la edición de abril de la revista American Economic Journal: Applied Economics.
Por ejemplo, los investigadores hallaron un vínculo particularmente firme entre la pérdida de estatura y las habilidades de memoria y de pensamiento. Las personas que perdieron más estatura eran mucho más propensas a no rendir bien en pruebas de esas habilidades.
La pérdida de estatura relacionada con la edad es normal, pero esa pérdida puede aumentar ante ciertas afecciones de salud, como la artritis, la inflamación de las articulaciones de la columna, o la osteoporosis, una enfermedad de los huesos. Investigaciones anteriores han mostrado que esas afecciones de salud se asocian con unos hábitos del estilo de vida como la dieta, el ejercicio y el tabaquismo, anotaron los autores del estudio.
Aunque el estudio encontró una asociación entre los factores del estilo de vida y las diferencias en la pérdida de estatura en la vejez, no demostró causalidad.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: University of Southern California, news release, April 1, 2013